Antonio Santa Ana
Zona Libre, Grupo editorial Norma
135 páginas
Es el segundo libro que leo sobre el asunto del SIDA, pero este a diferencia del otro (aka Donde vuelan los cóndores) si se sumerge de una forma menos prejuiciosa en la enfermedad.
Ezequiel es un tipo que dejó su casa cuando su hermano menor (quien narra la historia) tenía cinco años. Era de una familia acomodada de Argentina, el centro de atención de su propia casa, hasta que se manda una cagada, y se ve obligado a tomar decisiones drásticas por si mismo antes de que terceros lo hicieran por él. Cuando su hermano menor tiene once, se entera del segundo problema que acontecería más tarde a la familia: Ezequiel había contraído SIDA. A este hermano mejor no le cuentan que sucede, por lo que decide averiguarlo por si mismo, y ahí es cuando se entera de la infelicidad de sus padres, su hermano mayor podría morir en cualquier momento. Tras esto, nace una unión de ambos personajes que antes no se había dado, pues Ezequiel había abandonado el hogar cuando su hermano era muy pequeño, y ambos intentan recuperar el tiempo perdido dedicándose casi con calma al otro.