Hola lectores, si es que quedan de esos por aquí. A un par de horas de haber finalizado el año me parece necesario hacer un resumen masivo porque pues, todos lo hacen y además de entretener las tardes ociosas de algunos, sirve también para ver en qué fallamos, reflexionar sobre lo bueno y actuar ante cualquier cosa que no nos guste. También da una sensación como de no sé qué.
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No comencé con la mejor de las ganas el año, tenía cosas rotas que arreglar y eso atenuó muchas mis ánimos de todo. Por otro lado por fin tuve mi momento de prueba estando fuera del colegio y enfrentándome a la vida universitaria, y pues: me encantó. Me gusta lo que hago y me gusta con quien estoy, no hice tanto como me hubiese gustado más allá de lo que debía hacer y espero que eso cambie este 2018, sólo que me cuesta tomar decisiones y soy un poco miedosa, pero bue, espero que algún espíritu me posea este año. Cabe decir que a diferencia de cualquier otro, bailé más y yo no soy una mujer que baile; pero las cosas cambiaron, y me tiene un poquitín emocionada ir dándole la vuelta a cosas que creía verdades seguras. Emocionalmente me enfrenté a varios retos que probaron mi paciencia y en realidad sigo metida en dilemas bastante grandes, pero está bien, me hacía falta. Mi feminismo incrementó como en un mil por ciento, y estoy orgullosa de ello; gracias activismo de twitter, me motivaron a leer cosas diferentes y replantearme situaciones. Ahora no puedo ver u oír nada sin que me parezca de una u otra forma machista y tendré que aprender a vivir con ello o adaptarme de una u otra forma, pero más allá de verlo como maldición, me deja satisfecha.
Comencé mi año con Nora Roberts y La casa de la playa, la que fue una especie de desilusión aunque tampoco me rompió el corazón. Seguí con Cartas de amor a los muertos, libro que reseñé y libro que sí me impactó mucho lo malo que era. Sabía que no era una maravilla, pero me sentí bastante decepcionada; mientras más linda portada tiene un libro con más cuidado hay que leerlo. Luego leí Cuarenta sílabas, catorce palabras del peruano Enrique Prochazka, libro compuesto por varios cuentos súper interesantes. Conseguí el ejemplar en la Biblioteca libre y creo que fue una buena inversión. Continué con mi primera novela de Neil Gaiman y El Océano al final del camino y la verdad es que el autor salió bien parado y me dejó con gusto a poco, así que espero tener la oportunidad de volver a leerlo pronto.
Casi accidentalmente seguí con Amanda Palmer, cantante y pareja de Gaiman, y su autobiografía El arte de pedir, que no sólo habla de eventos aleatorios de su vida, sino que añade su filosofía de vida, sobre dar y recibir. Esta fue mi última reseña del año y luego mis lecturas quedaron sólo para mí. No queriendo perder el hilo con Jane Austen, me decidí por Sensatez y sentimientos, novela que me costó muchísimo seguir aunque me estaba gustando la premisa. Cuando finalmente lo acabé, quedé más enamorada de Jane, qué puedo decir. Entre medio de esa lectura incluí Un monstruo viene a verme de Patrick Ness, libro que conseguí el 2016 pero el que no había tocado después de colocarlo en la estantería, y bueno, es cierto lo que dicen sobre que hay que leer todo a su tiempo. Uh, no debo olvidar mi lectura de la U, La carne de René del cubano Virgilio Piñera, lectura de la que tuve que hacer un ensayo (no el mejor ensayo de mi vida btw pero sí el primero de esa índole) y el cual disfruté a pesar de que era medio gore, la verdad. Me sirvió para acercarme a una literatura diferente a lo que habitúo y a pesar de su rareza es un libro que tiene muchísimas lecturas, así que mil por ciento recomendado.
Y bueno, como bigfan de Cazadores de sombras, este año me puse al día con todo lo que me fue posible ponerme al día y antes de comenzar a leer Renacimiento, acabé con Las crónicas de Magnus Bane, una recopilación de cuentos sobre la vida del brujo que nos cuenta anécdotas varias sobre su vida y episodios que lo transformaron en quién actualmente es. Tiene cuentos desde el siglo XVII si mal no recuerdo hasta la actualidad, así que lo vemos crecer en varios ámbitos. Seguí también con Tales from the Shadowhunter Academy novela de formato similar al antes mencionado, pero que esta vez cuenta con historias sobre Simon Lewis más o menos un año después de los eventos de Ciudad del fuego celestial. De este no hablaré mucho porque #spoilers, pero vale totalmente la pena este material que no considero un simple recurso para extender el universo y ganar dinero a costa del consumismo inherente humano, sino que en serio nos trae novedades y la calidad de una novela, con personajes relevantes y su respectivo desarrollo durante la trama. Finalmente, comencé mi lectura de Lady midnight y más tarde El señor de las sombras, libros que una vez más y después de casi cuatro años, volvieron a transportarme a lugares mágicos y desconocidos y maravillosos y lloré un poco.
Ya casi llegando al final, me animé por fin a leer a Julio Cortázar y sus cronopios y famas, y espero volver a él porque me gustó mucho más de lo que pensaba. También dejé de darme la lata y postergar la lectura de Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie porque es fundamental creo yo y nada me estaba deteniendo a hacerlo. Al tiempito leí El cuentacuentos de Antonia Michaelis, novela que conocí gracias a Nea de Divagaciones de una Poulain (pero bue, ¿alguien no conoce a Nea?), que habló de ella en twitter y me llamó la atención. Hace tiempo que no leía novelas, digamos, juveniles (desde Cartas de amor a los muertos, actually) y me vino bien porque no era lo típico y fue novedoso, dentro de la trágica historia que en general es.
Ya en diciembre con todo el tiempo libre del mundo, sólo leí dos libros cortitos porque no se me apetecía mucho. Así que un día de insomnio en el que pase de largo, comencé la lectura de Un cuarto propio de Virginia Woolf y me lo acabé ese mismo día. Lo disfruté más de lo que pensé, porque no estoy habituada a los ensayos y mucho menos así de largos, sin embargo a penas podía despegarme porque está tan exquisitamente escrito y traducido que espero volver a tenerlo en formato físico para releerlo. Como durante el año no había leído nada nacional a pesar de haber tenido más lecturas latinoaméricanas de lo que habitúo, decidí tomar un eterno pendiente y me lancé con Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar del chileno Luis Sepúlveda, que es en realidad una fabula infantil muy bonita, pero como todos tenemos un niño interior, lo infantil también aplica para nosotros los viejos (dijo la de 18).
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LO QUE SE ME QUEDÓ EN EL TINTERO
Obviamente no podían faltar los libros sin acabar jo.
Creo que el primero que abandoné fue Y por eso rompimos de Daniel Handler. Le tenía ganas hace varios años y como quería empezar a leer alguna novela gráfica lo agarré en digital y... pues no se disfruta mucho el formato así y menos en un celular, así que lo descarté; tampoco me estaba maravillando con la lectura. También dejé tirado ¿Sueñan los androides con ovejas electricas? de Philip K. Dick una novela de ciencia ficción a la que le tenía enormes ganas pero que cuando por fin me decidí a leerlo, simplemente ya no era el momento. Otro que quedó en el olvido fue La lluvia en tú habitación de Paola Predicatori, novela que tenía en mi wishlist hace muchos años también y que una vez en mis manos... simplemente ya no era lo mismo. Y el último que dejé tirado fue La tierra dorada de Barbara Wood, que me lo pasó mi abuela porque a ella le encanta la autora y lo empecé a leer porque cumplía con una consigna de uno de los retos y cuando ya llevaba 30 páginas me pregunté si en realidad me interesaba acabar con una lectura tan predictiva. Barbara Wood se me hacía muy a lo Nora Roberts y yo no quería acabar mi año tal como lo había empezado así que, ahí quedó.
RESUMEN 2017:
TOTAL: 17
NOVELAS GRÁFICAS/COMICS: 0
INFANTIL: 1
MUJERES: 8
HOMBRES: 6
NO-FICCIÓN: 3
LATINOAMERICANOS: 4
CLÁSICOS: 3
PROPÓSITOS 2018:
Al menos tres novelas gráficas o comics. Leer más infantiles, tengo pendiente Alicia en el país de las maravillas y ganas de releer El principito. Creo que mi dosis de mujeres está bien, este año leí poco en general y aún así siempre predominan las mujeres en mis lecturas, así que mi reto para este año será leer a más clásicas, porque esas no abundan tanto en popularidad como las contemporáneas de este siglo. Siempre estoy leyendo latinoamericanos, pero al igual que con las mujeres, tengo que dirigirme más hacia los clásicos, así que intentaré mezclar mis propósitos. Espero aumentar mis lecturas de no-ficción, que este año anduvieron bien, porque generalmente, por gusto, jamás las incluyo y paralelamente leer más ciencia ficción que es uno de mis géneros favoritos y de los que más tengo abandonados junto con los policiales.
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Y esto sería el recuento de daños del ya pasado 2017. Fue malo pero mejor de lo que pensé que podría ser. Mi 2016 estuvo mucho peor en comparación, así que no me perturba el sueño, pero tengo muchas ganas de leer más este año porque la vida es corta y los libros infinitos. Quiero también hacer entradas sobre algunos de los libros que ya leí y que no reseñé porque en varios casos me quedé con las ganas de largar algún comentario, igual hice un par de entradas no-reseñas por ahí entremedio por si alguien se anima a leerlas. Espero que ustedes también puedan cumplir sus metas, batir records y compartir lecturas como siempre.
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Nos leemos.
Azul.
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«Pues considero que aquella persona, caballero o señora, que no sabe apreciar el valor de una buena novela es completamente necio» Mr. Tilney.