Samantha se encuentra en una situación bastante peculiar. Está, posiblemente muerta. Pasa de ser la chica que lo tiene todo, a la chica que pudo haber actuado mejor. Sam es bonita, popular, tiene amigas que la quieren y su novio es el que todas querrían para si mismas. En otras palabras: Es la típica estudiante estadounidense que está sobre el resto.
Actualmente Samantha está en una especie de limbo, en un lapsus en el tiempo donde el último día de su vida se está repitiendo, una y otra y otra vez. Y seguirá así hasta que tome conciencia de que cambiar las cosas está en los pequeños detalles que decida hacer el día 12 de febrero.
Casi parece que hubieran dos Samanthas completamente diferentes. La primera que tiene la osadía de dirigirse al lector es la Samantha post mortem. Es la protagonista después del cambio, la que ya conoce todos los sucesos y que a veces se involucra en la narración de la Samantha del limbo; la Sam que a penas sabe lo que está pasando y la que experimenta los cambios en su persona.
Otra cosa que merece la pena recordar: la esperanza nos mantiene vivos. Incluso cuando estamos muertos, nos mantiene vivos.
Ustedes no se imaginan cuanto tiempo he pospuesto este libro, no se lo imaginan. Diré que desde Navidad (cuando llegó) es nada, porque ha estado en mi mente desde un poco antes que Delirium, y Delirium estaba desde principios de el año anterior. Llegó místicamente en navidad, luego de que la señora de la librería estuviera apunto de rendirse buscándolo porque, en los archivos decía que quedaba uno, el problema era que no aparecía por ninguna maldita parte, Y cuando mis padres estaban apunto de irse, la mujer lo encontró y le dijo a mi mamá: «que tiene cuea su hija». Así. En serio. Bueno, llegó el 25 de diciembre del 2013 y lo comencé el 23 de abril del presente año. Lo terminé ayer y estuve haciéndole el quite dos días; sí, soy una cobarde.
¿Qué pueden esperar de este libro? Nada. No esperen nada, porque si le tienen expectativas demasiado altas, probablemente no las llene, sin embargo si no le tienen demasiadas, puede que complete todo. Seré sincera, le tenía miedo, me decían que era lento, que el final, que no se qua. Pero al final, guau. Espero que sean de la clase de personas que soporten los inicios lentos, yo al menos sí, y no se me hacen molestos.
El libro está narrado en primera persona, y como dije al principio de la reseña, pareciera que dos Samanthas completamente diferentes estuvieran hablando, y en cierto modo es así, ya que el cambio es sorprendente. Repitiendo lo anteriormente mencionado, la Sam de la letra cursiva (en el libro está con letra cursiva para diferenciarlas) se dirige directamente al lector, le habla, lo escruta y lo señala con el dedo. Me sentí pasada a llevar, pero no de la manera mala. Era como si un completo desconocido de inculpara de algo que no tendría porque saber. Me sentí desnuda frente a un personaje de un libro. Cuatico.
Sobre los personajes, sentí cosas diferentes por ellos en los siete días. Algunos se turnaban para recibir, odio o cariño, a veces desesperación, gracia o ternura. Hay muchos personajes involucrados, y no los mencionaré por la misma razón. Rescataré algo no textual de la novela y es que cada uno aquí es una tuerca que hace girar a otra, todos tienen su grado de importancia, y eso es lo que Lauren Oliver quiere demostrar. Sam vive en un eterno día de la marmota, donde, si hace las cosas bien, puede salvar su vida y sí no, éste repetirá hasta que al fin lo logre. Ahora, ¿de qué forma salvará su vida? Tendrás que descubrirlo por tu cuenta.
No es una novela romántica, tampoco de misterio, y tampoco se trata de una tipa muerta que habla entre los vivos. No, es de una chica, como yo, como tú, que tiene un accidente y se le ha dado la oportunidad de cambiar las cosas. No todos tienen esa suerte.
Hay temas que toca indirectamente, como lo es en gran parte el bullying, las diferencias sociales, la amistad, incluso el sexo. Y todo se va a un ¿por qué?
Si cruzas una raya y no pasa nada, la raya deja de tener significado. Si cae un árbol en medio del bosque y no hay nadie que lo oiga, tal vez el árbol no haga ruido al caer.S
Sobre el final, me dejó una sensación extraña, es como para interpretarlo por uno mismo, y que llegue como pueda a quien lo lea. Como (para aquellos que lo han leído) el final de Eleanor & Park, solo que, diferente.
No me saco el libro de la cabeza.
Aprendí mucho, y es eso lo que hay que hacer con este libro; aprender. Sí, probablemente cambie tu vida, o tal vez no. Sólo deberás recordar una cosa mientras lees: Nunca es demasiado tarde.