Jane Austen
229 páginas
Ediciones Promocionales
{goodreads}
{goodreads}
Los Allen son los vecinos de los Morland, y también muy buenos amigos, por lo que el matrimonio decide invitar a la hija mayor, Catherine, a una salida en Bath. Le tengo un cariño especial a la literatura inglesa del siglo XIX, específicamente a las décadas de Jane Austen. Bien poco es lo que me he instruido respecto a la cultura de ese entonces, y la idea que tengo es básicamente gracias a los libros que he leído, porque la situación socio-politica de ese entonces era un poco muy compleja, y la verdad, aunque me llama la atención, todavía puedo vivir sin conocer más detalles de lo que más o menos entiendo. La cosa es que Catherine, la heroína, es la persona menos "especial" del mundo. No tiene ninguna clase de talento (de esos que las mujeres tenían que desarrollar en esa época), como cantar, dibujar, tocar algún instrumento, coser, bailar... como que hacía de todo un poco, pero nada llamaba particularmente su atención, excepto leer. El problema, era que leía novelas (sí, como nosotros), entonces, además de ser mal visto (porque leer novelas en esa época era tan juzgado como leer novelas juveniles ahora), Catherine se volaba en estas aventuras de misterio (que era sus favoritas) y vivía en una fantasía. Eso sí, ella tenía la suerte de que su familia era más o menos del campo, y no tenía ninguna clase de prejuicios ni incomodidades ante lo que Catherine hiciera.
Entonces nuestra ingenua y confiada Catherine se va junto a los Allen, y en uno de esos bailes masivos que hacían antes (ahora llamados carretes), conoce a Mr. Tilney, el hombre más interesante y caballeroso del mundo, que la cautiva un montón (y a mi también). Sin embargo, para tristeza de ella (y mía), de él no vuelve a saber en largo tiempo, y dado que se encuentra en un lugar más bien desconocido (socialmente hablando, sobre todo), sólo tiene de compañía a Mrs Allen. Allí conoce Isabella Thorpe (y toda la familia Thorpe en general), se hacen amigas inseparables, pues Isabella tiene este humor delicado y súper sensible (total drama queen), y considera que su amistad con Catherine es invaluable, única, especial, cursilerías, etc.
Cuando por fin vuelve a encontrarse con Mr. Tilney (amado y mil veces amado Henry Tilney), él está acompañado por su hermana menor Eleanor, con quien establece una bonita amistad. Aquí es cuando las cosas se comienzan a poner turbulentas en la vida de Catherine, pero no una turbulencia dramática, sino como tragicómica, pues tiene que elegir constantemente entre los Thorpe o los Tilney para salir o simplemente hablar.
Suena tonto y superficial, y en parte lo es, pero más allá de eso, lo que se intenta contar en esta historia es la travesía de una heroína lo más común y corriente que puede existir, demasiado inocente y crédula, que no conoce las reglas de la vida, y que por si fuera poco con un gusto para nada exquisito en la literatura, que vive a través de los libros a tal punto de que su imaginación comienza a jugarle malas pasadas. Tenía como el síndrome del Quijote, cosa que me acabo de inventar.
Jane Austen se posiciona a si misma como la voz del narrador omnisciente/testigo, así que ella nos va diciendo a cada rato que Catherine es una heroína y que las heroínas de las novelas pasan por tal y tal situación, que viven desgracias y penas, pero también alegrías, por lo que la historia se mueve a su ritmo lleno de momentos y comentarios graciosos; demás está condición de pertenecer a lo que está escribiendo, le da la oportunidad de constantemente ir haciendo criticas ácidas acerca de los prejuicios a las novelas en general, de como se veía este "genero" en aquella época y como de mal visto era. Hace apreciaciones directas y también las incluye en diálogos entre sus personajes, lo que me pareció genial.
Me pasó con este libro una cosa graciosa, porque resulta que Catherine es como el prototipo de chica campestre, que viene de una familia exenta de las clásicas costumbres sociales que tanta importancia tienen en la ciudad. Entonces viaja por primera vez, junto a una familia que ya más o menos entiende como funcionan las cosas, con toda la inocencia del mundo sin saber muy bien a que va, pero con la idea de que esto suena a aventura y ella no podría decirle que no. Así que la pobre muchacha llega a un lugar completamente desconocido y se reúne con diferentes tipos de personas, las que son presuntuosas y apasionadas y las que son más cultas pero también tranquilas, y como ella no entiende qué está bien o qué está mal, y tampoco es capaz de distinguir buenos amigos de malos amigos, suele sentirse culpable por fallarles y también es recriminada constantemente por ello. Pero esto no pasa durante toda la historia, llega un punto en el que se pega el cacho de que le están viendo la cara y por fin es capaz de decidir por si misma lo que piensa y siente que le conviene como persona, lo que es mejor para ella. Hay un desarrollo perceptible del personaje, aunque es un poco triste porque su madurez se debe hechos demasiado bruscos, que en parte corrompen su mente infantil, pero también la hacen crecer y entender mejor al mundo.
Intento ser tolerante con este tipo de novelas, porque no podría decir que Jane Austen fuera feminista o algo así, de hecho sus personajes femeninos se desarrollan en un ambiente bastante conservador, no infringen las reglas de etiqueta ni andan saliendo con muchachos a solas en una carroza, porque eso se vería mal. Esos detalles hay que entenderlos y tenerlos claros antes de jugar cualquier libro de esta época. Pero lo que si le rescato era su obvia tendencia a demostrar que la mujer no era una idiota ni tampoco dependía de un hombre para ser feliz. Muestra que la mujer tiene valores que prefiere conservar antes que mejorar su imagen ante el mundo. Que tiene pensamiento propio, dignidad y orgullo, y no teme enseñárselo a nadie. Eso era lo más feminista a lo que una mujer podía aspirar en esa época, así que está bien.
Entonces nuestra ingenua y confiada Catherine se va junto a los Allen, y en uno de esos bailes masivos que hacían antes (ahora llamados carretes), conoce a Mr. Tilney, el hombre más interesante y caballeroso del mundo, que la cautiva un montón (y a mi también). Sin embargo, para tristeza de ella (y mía), de él no vuelve a saber en largo tiempo, y dado que se encuentra en un lugar más bien desconocido (socialmente hablando, sobre todo), sólo tiene de compañía a Mrs Allen. Allí conoce Isabella Thorpe (y toda la familia Thorpe en general), se hacen amigas inseparables, pues Isabella tiene este humor delicado y súper sensible (total drama queen), y considera que su amistad con Catherine es invaluable, única, especial, cursilerías, etc.
Pues considero que aquella persona, caballero o señora, que no sabe apreciar el valor de una buena novela es completamente necio.Los Thorpe y los Allen también quedan como amigos, y Catherine comienza a salir cada vez más con Isabella y su hermano Mr. Thorpe, quien comienza a mostrar un interés poco discreto hacia ella. Podría decir que juega papel de antagonista, pues es increíblemente irritante y molesto, impidiendo que la novela avance con la gracia a la que está tan dispuesta, sin embargo también hace que la historia de nuestra heroína no sea tan sencilla, con una alfombra roja y flechitas que apunten a su felicidad, sino más bien; llena de obstáculos.
Cuando por fin vuelve a encontrarse con Mr. Tilney (amado y mil veces amado Henry Tilney), él está acompañado por su hermana menor Eleanor, con quien establece una bonita amistad. Aquí es cuando las cosas se comienzan a poner turbulentas en la vida de Catherine, pero no una turbulencia dramática, sino como tragicómica, pues tiene que elegir constantemente entre los Thorpe o los Tilney para salir o simplemente hablar.
Suena tonto y superficial, y en parte lo es, pero más allá de eso, lo que se intenta contar en esta historia es la travesía de una heroína lo más común y corriente que puede existir, demasiado inocente y crédula, que no conoce las reglas de la vida, y que por si fuera poco con un gusto para nada exquisito en la literatura, que vive a través de los libros a tal punto de que su imaginación comienza a jugarle malas pasadas. Tenía como el síndrome del Quijote, cosa que me acabo de inventar.
Jane Austen se posiciona a si misma como la voz del narrador omnisciente/testigo, así que ella nos va diciendo a cada rato que Catherine es una heroína y que las heroínas de las novelas pasan por tal y tal situación, que viven desgracias y penas, pero también alegrías, por lo que la historia se mueve a su ritmo lleno de momentos y comentarios graciosos; demás está condición de pertenecer a lo que está escribiendo, le da la oportunidad de constantemente ir haciendo criticas ácidas acerca de los prejuicios a las novelas en general, de como se veía este "genero" en aquella época y como de mal visto era. Hace apreciaciones directas y también las incluye en diálogos entre sus personajes, lo que me pareció genial.
Dejemos a quienes publican en revistas criticar a su antojo un género que no dudan en cálificar de insulso, y mantengámonos unidos los novelistas para defender lo mejor que podamos nuestros intereses.Es la segunda novela que leo de Jane Austen, y la verdad es que me ha gustado más que la primera, que fue Orgullo y Prejuicio. Tenía un poco de miedo de iniciar la lectura, porque estaba como saliendo de mi crisis lectora y meterme con un clásico se me hacía un poco arriesgado, pero avancé increíblemente rápido a lo que estimaba y me gustó mucho.
Me pasó con este libro una cosa graciosa, porque resulta que Catherine es como el prototipo de chica campestre, que viene de una familia exenta de las clásicas costumbres sociales que tanta importancia tienen en la ciudad. Entonces viaja por primera vez, junto a una familia que ya más o menos entiende como funcionan las cosas, con toda la inocencia del mundo sin saber muy bien a que va, pero con la idea de que esto suena a aventura y ella no podría decirle que no. Así que la pobre muchacha llega a un lugar completamente desconocido y se reúne con diferentes tipos de personas, las que son presuntuosas y apasionadas y las que son más cultas pero también tranquilas, y como ella no entiende qué está bien o qué está mal, y tampoco es capaz de distinguir buenos amigos de malos amigos, suele sentirse culpable por fallarles y también es recriminada constantemente por ello. Pero esto no pasa durante toda la historia, llega un punto en el que se pega el cacho de que le están viendo la cara y por fin es capaz de decidir por si misma lo que piensa y siente que le conviene como persona, lo que es mejor para ella. Hay un desarrollo perceptible del personaje, aunque es un poco triste porque su madurez se debe hechos demasiado bruscos, que en parte corrompen su mente infantil, pero también la hacen crecer y entender mejor al mundo.
Intento ser tolerante con este tipo de novelas, porque no podría decir que Jane Austen fuera feminista o algo así, de hecho sus personajes femeninos se desarrollan en un ambiente bastante conservador, no infringen las reglas de etiqueta ni andan saliendo con muchachos a solas en una carroza, porque eso se vería mal. Esos detalles hay que entenderlos y tenerlos claros antes de jugar cualquier libro de esta época. Pero lo que si le rescato era su obvia tendencia a demostrar que la mujer no era una idiota ni tampoco dependía de un hombre para ser feliz. Muestra que la mujer tiene valores que prefiere conservar antes que mejorar su imagen ante el mundo. Que tiene pensamiento propio, dignidad y orgullo, y no teme enseñárselo a nadie. Eso era lo más feminista a lo que una mujer podía aspirar en esa época, así que está bien.
Todo lo que consigue la mujer al intentar lucir más elegante es satisfacer su propia vanidad, nunca aumentar la admiración de los hombres ni la buena disposición de otras mujeres.La Abadía de Northanger es la clase lugar donde Catherine sueña vivir aventuras como los personajes de sus novelas favoritas; resolver misterios y crímenes, pero también es el lugar donde finalmente pone los pies en la tierra y se da cuenta de que la vida no es una fantasía donde los buenos y los malos están designados, sino que es ella quien tiene que darse cuenta de quienes son las personas que cumplen ese rol en su vida. Así como Jane Austen le dio vida a cada personaje y la manejó a su antojo, Catherine tiene que hacerse su propia novela, y darle a cada personaje el papel que ella crea es más óptimo para cada uno.
Azul
A mi también me sorprendió esta novela porque tenía miedo a que fuera demasiado "liviana" comparada con las otras de Jane que había leído, pero para nada. Si bien me parece diferente me ha encantado un montón y me gusta mucho el desarrollo de Catherine y en cierta manera me siento conectada con ella, con el tema de que leía novelas y su imaginación.
ResponderEliminarSi te interesa también la reseñé en mi blog. Saludos.