Violeta se fue a los cielos, Ángel Parra

20.2.18

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VIOLETA SE FUE A LOS CIELOS
Ángel Parra | 2006
148 páginas (ebook)
Catalonia

Violeta Parra fue una artista de tomo a lomo, es complejo reducirlo a unas pocas frases, cuesta encontrar una oración que la contenga y que sea enorme como ella lo era. No existen palabras que yo conozca que sean lo suficientemente poderosas y que sirvan de acabado para el enorme manto que es su legado; y no me refiero a su legado como el que "fue", porque aún está vigente.

A través de la narración de Ángel Parra, su hijo mayor, conocemos un poquito más de la vida de Violeta, su carácter, cómo trabaja y las motivaciones detrás de cada paso que daba. Conocemos a las personas que ella conoció, sus guías, las fuentes de primera mano: mujeres y hombres con historias a las que nadie nunca había prestado atención, canciones rotas y secretos ancestrales que Violeta se dedicó a traer devuelta para darle sentido a la historia de Chile, a la real, a los cimientos; la historia del pueblo por y para el pueblo, usando palabras como justicia y dignidad, conceptos silenciados y enterrados bajo el polvo que es el olvido, la ignorancia, la vergüenza de los poderosos.

Las instituciones de su país no le entregarán la ayuda que ella pedía, no para sí, ni para su familia, sino para que su pueblo conociera y amara su música, sus danzas, su profunda y verdadera historia. Para que su gente aprendiera a reconocerse en ella.
Por si alguien se lo pregunta, Violeta Parra es mi mujer favorita (junto a mi mamá y mis abuelas). El pasado enero falleció su hermano mayor, Nicanor Parra, y el 5 de febrero se cumplían años desde el momento en que ella decidió dejar de pertenecer a este mundo. No sé si por azar o jugarreta del universo acabé topandome con este libro y la lectura me absorbió hasta que más o menos la acabé, cosa difícil porque no quería que llegara a su final.

Si bien mi breve introducción sabe a discurso político, en realidad el libro es mucho más que eso, pero lo destaco porque me parece insólito que hasta el día de hoy haya tan poca visibilización del legado de Violeta Parra. El año pasado se celebró su centenario, y por su puesto que actividades hubieron muchísimas y de todo tipo; ¿pero qué pasa en los colegios? no se baila ninguna de sus cuecas en fiestas patrias y tampoco se tiene demasiado claro qué fue lo que hizo por Chile. Es una de las mujeres más importantes en la historia del arte (y la música y toda la hueá) latinoamericano y es tan poco mencionada que me da una pena violenta. De de alguna forma todo el mundo reconoce lo bacán que fue sin poder mencionar ni uno de sus grandes legados; TANTA VANIDAD, TANTA HIPOCRESÍA, decía ella, citando una vieja balada. 

Pero centrémonos en el libro o se me irá la vida. Gran parte de las memorias son las de Ángel siendo niño y admirando a su madre. Viajes de ella para el norte y para el sur, Ángel relata que jamás sintió abandono, que dentro de la inocencia infantil, cada partida de su madre significaban días de libertinaje a los que más tarde correspondía con responsabilidad. Por su puesto ahora pensar en dejar a los hijos pequeños al cuidado de familiares por varios días es prácticamente impensable, pero antes se daba mucho y el trabajo que hacía Violeta tenía como consecuencia eso. El colegio era otra cosa difícil, pero fue ella quien les enseñó a sus hijos a leer y escribir, entre otras labores.
En nuestra casa no teníamos biblioteca, no era necesario, no existían los libros. Mi madre los escribiría más tarde. Solo sus cuadernos llenos de poesía, de canciones.
No es una historia lineal, son recuerdos llenos de otros recuerdos amarrados en las esquinas, con sentimientos, risas y también sus penas. Es como un fluir de la conciencia pero poetizado, trabajado, pero que no deja de ser muy emotivo y pintoresco a ratos. Conocemos y nos sumergimos en las calles del viejo Santiago (por el mil novecientos cincuenta y tantos), cuando las ahora pobladas comunas como La Reina o Puente Alto, no eran más que parcelas y sitios sin separaciones en las que recién se estaba colocando alumbrado y sólo habían caminos de tierra. Tenemos noción de la Violeta madre, la Violeta esposa, la amante, la artista, la viajera, la valiente, la triste Violeta y episodios de su vida vistos por los ojos de un pequeño niño que poco entiende pero mucho absorbe y luego transmite, cómo su madre hubiese querido.
La imagino huyendo despavorida de todo lo que se acercara a convertirla en una dueña de casa candidata a pequeñísima burguesa. Escoba y paño en la cabeza en lugar de guitarra y libertad. Jamás.
Me gusta pensar en ella como una inalcanzable heroína, una especie de Batman, con su sentido de la justicia siempre vivo pero también con penas que le pesaban en el corazón. La pienso como alguien que si me viera quejándome de cosas banales y tontas, de obstáculos minúsculos que a veces saben más bien a excusas, llegaría a darme un par de cachetadas para que me espabilase. La veo como alguien que me dejaría atrás si de repente me convierto en peso muerto y jamás la culparía por ello. Y el libro reafirma ese sentimiento. Mientras iba leyendo veía a una mujer con la guitarra en la espalda, cuaderno y lápiz en mano, recorriendo lugares inhóspitos contra viento y marea, literal, como si fuera una narración de realismo mágico, porque eso transmite su vida, una travesía cargada de cosas que no parecen reales, cosas tan grandes para una mujer que se veía tan pequeña, nacida en el fin del mundo, el corderillo vestido de lobo, como decía su hermano Nicanor. Es imposible no asombrase; no emocionarse sabiendo que Violeta recorrió Europa, que mientras su obras se exhibían en el Louvre poco le importó cantar en esas mismas calles de Francia, que usaba los vestidos de trapos que su madre hacía con orgullo, que fundó un museo, que rescató y recopiló el folklore Chileno, que trabajó en circos, teatros, que se armó una carpa para el goce del pueblo, que era una moderna separada dos veces (antes de que el divorcio fuera legal) y que pololeaba con pasión, que le hizo un himno a la vida y acabó quitándose la suya.

Es complicado hacer la diferencia entre hablar del libro y hablar de ella, pero usando una analogía barata, es como describir el marco de una obra de Boticcelli, obviando la obra en sí misma, y que tragedia más grande sería esa, así que luego de plasmar la emoción que me causa hablar de esta enorme mujer, concluyo recomendando esta lectura para absolutamente todo ser humano, especialmente a los chilenos, especialmente a los latinos, a todos los amantes del arte, del patrimonio, a aquellos que velan por lo humano y por lo divino. El libro recopila tanto y más de las cosas que mencioné y es riquísimo leerlo, es riquísimo ser parte de la memoria colectiva, de mantener su nombre vigente. 


***

Por si convencí a alguien: El libro está en muchas de las bibliotecas publicas de la RM, incluyendo obviamente la Biblioteca de Santiago. Yo como rata que soy lo conseguí en Epublibre.org, así ahí pueden el resto de seres humanos hacerse con él.

Recomiendo mucho ir a sapear la página www.violetaparra100.cl para conocerla un poquito más de forma rápida y breve. Hay un documental (Después de vivir un siglo) en forma de PDF (que aún no leo) y que pueden encontrar ahí por si les terminó gustado toda esta cuestión.

Cabe decir, que la película Violeta se fue a los cielos se basa en varios hechos narrados aquí, y es una excelentísima obra que también recomiendo mucho ver porque es maravillosa.

Otro dato: si andan por Santiago no olviden ir a visitar el Museo Violeta Parra que es precioso, acogedor, y en el que encontramos la mayoría de sus obras, todas originales. Vayan y emocionense como yo lo hice porque soy muy llorona.

***
Azul

6 comentarios:

  1. Desde luego ya el título me parece flipante...
    Tengo entendido que epublibre es pirata, ¿no? Desde luego, prefiero cogerlo de la biblioteca si lo hay, o en su defecto, comprarlo.
    Lo tengo en cuenta, gracias por toda tu opinión.
    Besos.

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    1. es pirata pero sin fines de lucro(? casi como una biblioteca jeje. Ojalá lo encuentres!

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  2. Holaa, de veras que es una completa pena que no me suene el nombre de esta mujer quizás viendo mas así alguna obra suya me resulte familiar, pero por nombre no lo creo, en fin, qué padre que hayas disfrutado de lo escrito y esa visión a la mujer que era ;)
    ¡Beeesos! :3

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  3. Holaa! Tal vez porque no soy de Chile no conocía quién era Violeta Parra, o no la distinguía porque seguramente algo de su legado conozco, pero dejame decirte que gracias a ti ahora la reconozco y me parece magnifico su trabajo. Me alegra que haya llegado a tus manos un libro como este y que puedas darlo a conocer a los demás.
    Besos!

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    1. que bueno hacer sonar su nombre un poquito más, yo espero lo mismo <3

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«Pues considero que aquella persona, caballero o señora, que no sabe apreciar el valor de una buena novela es completamente necio» Mr. Tilney.