El Signo de Los Cuatro (Sherlock Holmes #2), A. Conan Doyle

SIGN OF FOUR
Sir Arthur Conan Doyle
219 páginas
Gaviota, Colección Trebol
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Me demoré mucho, mucho, mucho, mucho, en terminar este libro (mucho, mucho). Entre estrés, flojera, dejación, y otras circunstancias, pero no fue por nada del mundo culpa de la novela, todo la contrario, es muy rico leerla.

Ha pasado tiempo desde que un caso interesante llamó a la puerta de Sherlock Holmes, así que el sólo ha estado ahí pudriéndose en su miseria, bebiendo y consumiendo cocaína. Su amigo Watson lo ve en decadencia sin saber muy bien como actuar, y ahí es cuando se presenta: La señorita Mary Morstan llegó a Londres hace casi diez años en busca de su padre, a quien nunca encuentra. Se da el aviso a la policía pero es en vano, en el lugar donde residía se hallaron sus pertenencias y una curiosa nota con la frase: El Signo de Los Cuatro. Además de eso, hace seis años a la mujer le están llegando perlas de un emisor anónimo, en la misma fecha y sin indicios de su proveedor. ¿Por qué se ha demorado tanto tiempo en declarar? aquel día una carta la cita en un lugar donde el detective y el doctor la acompañarán para descubrir que hay detrás de todo este lío.

Quizá tenga razón, Watson -dijo-. Supongo que la cocaína es perjudicial. Sin embargo, la he encontrado tan estimulante y benéfica para la mente, que su acción secundaria carece de importancia para mí.

El caso parece más interesante de lo que ya se ve al comienzo, y el hecho de que Watson, en su ignorancia de la situación, sea quien narre, hace ver las cosas incluso más intrigantes de lo que parecen. Tras el misterio incial hay una historia que explica algunos hechos y sorpresivamente ocurre una situación que le da un nuevo sentido a las cosas, obligando a nuestros protagonistas a improvisar una investigación no prevista. El Signo de Los Cuatro, frase que ya se hacía conocida, al ser expuesta por la señorita Morstan, y más tarde por el misterioso hombre que había solicitado verla horas antes, reaparece en un asesinato coincidentemente cercano a la declaración de la mujer, y ahí es donde todo aquello que parecía simple, crece y se deforma, dejando en claro que la venganza es la madre del problema. En este segundo tomo encontramos más acción que en el primero, y por la misma razón es más extenso. Pareciera que la historia nunca deja de comenzar, cada vez que encuentran algo, resulta que había un por qué aun más negro de lo ya descubierto, así que nunca me lateó (aburrió). Aún entre el detective y el medico no existe una fraternidad, sólo respeto, no sé cuando se desarrollará aquella amistad solida que siempre se ha dejado ver en adaptaciones, pero estoy ansiosa por descubrirlo. Nuevamente critico como punto negativo (a mi parecer) la falta de información que hay para el lector. Es difícil ser parte de la historia cuando no tienes material, así que me sentí apartada de todo. Tengo entendido que Doyle pone a disposición de nosotros, las pistas para hacernos ver incompetentes en comparación al detective (al que por cierto él mismo terminó detestando) pero hasta ahora no lo he sentido así, en fin, igual es entrete leer esto.

No lo hago demasiado, pero destaco la edición, que si bien no tiene una portada muy bonita, contiene valiosa información sobre el autor, sus novelas, teorías, comentarios externos, entre otras cosas para aquellos a quienes les interesa saber más. También posee pies de páginas bastante útiles, así que nada de quejas.

Total y absolutamente recomendable, es, hasta ahora, el único clásico que no se me ha vuelto tedioso leer en ningún punto, y creo que tampoco se le haría horrible tener que leerlo a alguien que está partiendo con la lectura, por eso creo que es para todos. Para pensar, para reír y hasta suspirar (Watson tiene mi corazón, qué puedo decir).

Azul